viernes, 29 de octubre de 2010

EL TRIUNFO DE SAN HERMENEGILDO

El Triunfo de San Hermenegildo es una espectacular pintura barroca del año 1654, realizada por Francisco de Herrera «El Mozo» para el retablo mayor de la iglesia de San José de Madrid. Hoy se encuentra en el Museo del Prado.
Herrera «El Mozo» fue una de las grandes figuras del pleno barroco madrileño, aunque fuera de origen sevillano. Hijo de Francisco de Herrera «El Viejo» y seguramente formado con él, emigró en 1647 después de un matrimonio fallido que fue inmediatamente disuelto mediante sentencia de divorcio. Probablemente debido a esta circunstancia o por la arrogancia y aspereza de carácter de ambos, el caso es que padre e hijo se enemistaron y «El Mozo» marchó a Roma, donde se destacó en la pintura de bodegones y pescados. En 1654 regresó a Madrid y contrató el cuadro de la iglesia de San José, entonces de los Carmelitas Descalzos, en el que puso en práctica los mejores recursos pictóricos del barroco italiano. La obra, ciertamente, desprende un barroquismo exacerbado, con un admirable juego de luces y una extraordinaria maestría en la aplicación del color. Llama la atención la novedad compositiva de situar esa gran masa a contraluz, en la esquina inferior izquierda, mientras que la gloria de ángeles del fondo se disuelve en una pincelada líquida, casi transparente. Por su parte, la figura del santo se muestra suspendida en el centro de la composición, convulsionándose ingrávida en una esbelta curva que expresa triunfante el poder de la religión. Es comprensible que esta obra causara una profunda impresión en el ambiente artístico madrileño de la época, puesto que el joven artista parecía ir mucho más allá de cuanto hasta entonces habían hecho otros pintores como Francisco Rizi, Francisco Camilo o Juan Carreño de Miranda. El biógrafo Antonio Palomino, en su Parnaso Español Pintoresco Laureado (1724) lo explicaba así:
«Después vino a esta Corte, donde lo primero que hizo fue el cuadro de San Hermenegildo, Rey de España, que está colocado en el altar mayor de la iglesia de los Carmelitas Descalzos. Y era tan vano nuestro Herrera, que se dejó decir que aquel cuadro se había de poner con clarines y timbales. Cosa que bastó a conciliarle muchos émulos, pero él tenía para todos; porque era de genio muy ardiente y voraz.»
Hermenegildo era un príncipe hispano-visigodo que vivió en el siglo VI. Era hijo del rey Leovigildo y hermano de Recaredo. De origen arriano, como la mayoría de los visigodos, la influencia de San Leandro y su matrimonio con la princesa franca Ingunda le llevaron más tarde a convertirse al catolicismo. Desde su cargo de gobernador de la provincia Bética, conspiró contra su padre apoyado por los bizantinos, lo que provocó el estallido de una guerra civil que duró desde el año 581 hasta el 584. Pero los bizantinos pactaron finalmente con Leovigildo y Hermenegildo se encontró en clara situación de inferioridad. Después de resistir durante más de un año sitiado en Sevilla, huyó a Córdoba, donde fue definitivamente capturado y enviado a prisión a Tarragona. Allí rechazó la oferta de perdón de su padre, expresó vehementemente su fidelidad al catolicismo y se negó a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, por todo lo cual acabó siendo martirizado y finalmente decapitado en el año 585.
Históricamente, es discutible si aquel conflicto fue ocasionado por las diferencias entre católicos y arrianos, o se debió a una simple sublevación de Hermenegildo, que aspiraba a ocupar el trono de su padre y utilizó su conversión como una excusa para justificar la guerra. En defensa de este último argumento figura la relativa tolerancia religiosa que se vivió durante el reinado de Leovigildo, y el hecho de que su sucesor, Recaredo, impusiera luego el catolicismo como religión oficial del Estado. A pesar de ello, la Iglesia católica acabó considerando a Hermenegildo un mártir de la resistencia frente a la herejía, y en 1585, en el milésimo aniversario de su muerte, fue canonizado por el Papa Sixto V, a petición del rey Felipe II. De esta forma San Hermenegildo se convirtió en uno de los santos patronos de la Corona de España, junto a San Fernando. Aquella canonización se explica perfectamente por el contexto histórico en que tuvo lugar: en mitad de la Contrarreforma Católica contra el Protestantismo, al poco tiempo de celebrarse el Concilio de Trento, y en el pico de máximo esplendor de la monarquía española como defensora universal de la verdadera fe. El cuadro de Herrera «El Mozo» utiliza muy acertadamente el lenguaje artístico del Barroco para mostrar el triunfo de esta monarquía y del catolicismo frente a la herejía: Leovigildo y su obispo arriano contemplan aterrorizados desde la esquina a Hermenegildo, que se eleva victorioso, blandiendo la imagen divina de Cristo crucificado; unos ángeles portan los atributos reales del santo (la corona, el cetro y el hacha con que fue decapitado), mientras tocan instrumentos musicales que glorifican su encuentro con Dios.

MÁS INFORMACIÓN EN:
https://www.museodelprado.es/actualidad/multimedia/el-triunfo-de-san-hermenegildo/5fb9be07-f46e-4788-8986-90b79f51822e


1 comentario:

  1. La obra comentada desde ciertas perspectivas que nos brinda el método iconográfico, al parecer escrito por Josué Llull, es un ejercicio de calidad definitoria y descriptiva. ¡Felicidades!

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Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.