El Tiempo y la Verdad aparecen representados
juntos en muchas obras de arte, aludiendo a la capacidad que tiene el primero de
descubrir o revelar lo verdadero. Al tratarse de dos conceptos abstractos, los
artistas recurrieron al lenguaje simbólico para poder representarlos. Este
lenguaje fue definitivamente sistematizado a partir de numerosas tradiciones literarias,
filosóficas y mitológicas que fueron recogidas durante el Renacimiento italiano
y dieron lugar a la publicación de tratados de símbolos, emblemas y
alegorías. Uno de los más utilizados desde el siglo XVI al XIX fue el Tratado de Iconología de Cesare Ripa
(1593), que ya hemos citado en otras entradas de este blog.
Las dos imágenes que presentamos hoy
representan al Tiempo y la Verdad según las indicaciones proporcionadas por Cesare
Ripa. La primera es un dibujo realizado con pluma y tinta sobre papel,
siguiendo una técnica denominada aguada parda.
Su autor es el italiano Baciccia y está fechado hacia 1665-1669. Se conserva en
el gabinete de dibujos y estampas del Museo del Prado. La segunda imagen es un
boceto realizado por Tiépolo con lápiz y tinta. Está datado en 1731, y se
conservan varias versiones del mismo: en el Metropolitan Museum of Art, en la Pierpoint
Morgan Library y en la Carlton Hobbs Antique Gallery. Tanto en la obra de Baciccia como en la de Tiepolo se muestran con creces tanto la habilidad como la capacidad expresiva de ambos maestros. Son composiciones sencillas pero desarrolladas con un trazo firme y lleno de matices clarooscuristas, que las hacen especialmente bellas.
La alegoría del Tiempo tiene varias representaciones
posibles, como vamos a comprobar. Lo que no cambia es que se trata de un hombre
viejo y barbado, que indica así el paso del tiempo. Normalmente, además, lleva
alas en referencia al proverbio latino Volat
irreparabile tempus (el tiempo vuela irremediablemente). Otros atributos que
pueden acompañarle son los siguientes, según comenta Cesare Ripa en su Tratado de Iconología: símbolos zodiacales
que aluden a las estaciones del año; un círculo o una serpiente que se enrosca
sobre sí misma, en referencia a que el tiempo gira de manera infinita, sin principio
ni fin; unas ruinas alusivas a la capacidad de destrucción del paso de los
siglos; y una guadaña porque el tiempo siega la vida, lo mismo que la muerte.
Por su parte, la Verdad suele representarse
como una bella joven, desnuda o apenas cubierta por unos velos blancos, que apoya
uno de sus pies sobre el globo del mundo, y levanta en la mano derecha una
imagen del Sol mientras con la izquierda sostiene otros símbolos posibles, como
un libro abierto o un reloj de arena. Ripa explica que tanto la piel como los
velos son blancos porque «lo verdadero es bueno y lo bueno está limpio de
mancha y suciedad […] haciéndose así por su mucha semejanza con la luz,
mientras que la mentira se parece a las tinieblas». Por eso también suele
portar un Sol resplandeciente, porque ilumina en la oscuridad y revela las
cosas que son ciertas. El mismo significado tiene el libro, pues mediante el
estudio de las ciencias es posible discernir lo auténtico de lo falso. Si la
figura aparece desnuda, «muestra con ello que la simplicidad le es connatural
[y que] es simple cosa el hablar de la verdad, para lo cual no son menester
interpretaciones vanas y complicadas». En cuanto al globo terráqueo que tiene
bajo el pie, «significa que la verdad es superior a todas las cosas de este
mundo y más preciosa que ellas».
Pero el elemento más interesante para el
asunto que nos ocupa aquí es la relación con el tiempo. Efectivamente, la
alegoría de la Verdad incluye en muchas ocasiones la presencia de un reloj de
arena, que según Ripa «tiene el significado de que durante el curso del tiempo,
por largo que éste sea, la verdad viene siempre a aparecer y descubrirse,
considerándola algunos como hija del tiempo». Por esta razón, en lugar de
portar el reloj, la verdad viene a veces acompañada de otra figura alegórica
que representa al propio tiempo, como en los dos dibujos que reproducimos aquí.
En estos casos el Tiempo ejecuta la acción de descubrir la verdad,
materializándose en la operación de desnudarla, quitarle los velos o levantar la
túnica con que se cubre. Esta acción se justifica por su simbolismo pero es
evidente que está cargada de fuertes dosis de erotismo. Así que la escena se
hizo muy popular y se introdujo con bastante frecuencia en los programas
decorativos de las bóvedas, muros y cúpulas de los palacios nobles. En otros casos la escena se complica, y el Tiempo
aparece protegiendo o rescatando a la Verdad de otras personificaciones
negativas, como la Mentira, la Envidia, la Discordia, etc.
MÁS INFORMACIÓN:
Me parece un trabajo estupendo. ¿Podrías poner cosas más antiguas como la mitología griega?
ResponderEliminarHola...!!! Estoy realizando un trabajo para una institución pública, quiero complementarlo con figuras alegóricas, el tiempo, la verdad y la justicia ya estan inclidas. Podrías agregar a tu blog las alegorías que señalas al final de tu artículo...¡? Gracias y saludos...!!!
ResponderEliminarLa mayoría de estas alegorías vienen descritas y representadas en el tratado de Iconología de Ripa. De todas formas seguiré añadiendo imágenes artísticas sobre esta temática en el futuro.
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ResponderEliminarLa representación del Tiempo desnudando a la Verdad es una poderosa metáfora visual de cómo la verdad, al final, siempre sale a la luz a través del paso del tiempo.