El cuadro que analizamos hoy puede
interpretarse como un retrato ensalzador de las virtudes de Fernando VI (en la línea de los
«retratos de aparato») o como una alusión más
o menos directa a la fundación de la Academia madrileña. Muestra al monarca en
el centro de la composición rodeado por varias figuras alegóricas. El rey
parece haberse levantado del trono situado a su izquierda, y viste coraza y
manto de armiño, atributos propios de su condición, lo mismo que la corona sobre
el orbe que se vislumbra al fondo a la izquierda. En el suelo aparecen varias
piezas sueltas de una armadura, que indican su intención de apartarse de la
guerra y favorecer la paz. Un pequeño amorcillo está dormido en la esquina
inferior izquierda, recostado sobre un yelmo, como representando el descanso de
las armas.
Sin ser una persona especialmente hábil ni
capaz, Fernando VI se destacó por haber promovido uno de los gobiernos más
tranquilos y prósperos del siglo XVIII español. Con la ayuda de su ministro el
Marqués de la Ensenada, facilitó el saneamiento de la Hacienda Pública, desarrolló
los primeros catastros, luchó contra el inmovilismo de las propiedades
amortizadas, potenció la fisiocracia para mejorar el rendimiento de la
agricultura y fundó reales fábricas para la producción de manufacturas. Pero
sin duda una de sus mayores contribuciones fue la creación de la Academia de
San Fernando el 12 de abril de 1752, para desarrollar el estudio de las disciplinas
artísticas y normativizar los criterios estéticos, que pronto quedarían mediatizados
por el «buen gusto» neoclásico.
Este último aspecto aparece representado en el cuadro mediante el
pequeño genio con alas de mariposa que se encuentra entre el rey y la
alegoría de la Paz. El niño sostiene un lápiz en una mano y en la otra un
pliego de papel con un plano dibujado en él. Otros papeles, una paleta de
pintor, varios pinceles y un busto escultórico se desperdigan a sus pies. La entrañable
figura de este niño recuerda de esta forma el mecenazgo cultural de Fernando
VI, que apenas dos años antes de que fuera pintado el cuadro había eclosionado
en la fundación de la Academia de San Fernando.
muy interesante
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