lunes, 15 de julio de 2013

EL TRIUNFO DE LA VIRTUD

Atenea expulsando los vicios del Jardín de la Virtud, o simplemente El Triunfo de la Virtud, es un gran cuadro que decoraba el gabinete privado de la marquesa Isabella d’Este en su palacio de Mantua, el Castello de San Giorgio. Acabada en 1502, se conserva actualmente en el Museo del Louvre como una de las pinturas más sobresalientes de su autor, Andrea Mantegna. Su iconografía es compleja y está directamente inspirada por el ambiente cultural del Renacimiento y por el emplazamiento original que tuvo la obra.
Isabella d’Este fue una de las mujeres más cultas y refinadas de su época. Educada por el humanista Battista Guarino en la corte de Ferrara, sabía griego y latín, leía a Virgilio y a Cicerón, y era muy versada en música, cartografía y mitología clásica. Su llegada a Mantua fue consecuencia de su matrimonio con el marqués Francisco II Gonzaga en 1490, y en ese contexto hay que situar la construcción de su studiolo o gabinete privado, realizado a imitación del que se hizo su hermano Lionello d’Este. Isabella fue la primera mujer que tuvo un studiolo en Italia. Este tipo de estancias eran habitaciones reservadas en las cuales los príncipes cultos se retiraban a leer, estudiar y meditar. Allí solían guardar sus colecciones de objetos curiosos o antigüedades, y por supuesto incluían una mesa de despacho, una biblioteca y variados artilugios e instrumentos científicos. Como es lógico, la decoración de estas habitaciones hacía referencia a la filosofía y la mitología clásicas, y eran frecuentes las citas a Apolo, Minerva y las Musas, por su relación con la sabiduría y las artes.
Historiadores del arte como Alicia Cámara suponen que el programa iconográfico del studiolo de Mantua fue sugerido por la misma Isabella d’Este, posiblemente inspirada por los humanistas Paride Ceresara y Mario Equicola, así como por el libro Cárcel de Amor, del español Diego de San Pedro, que hacía una reflexión idealizada sobre las cualidades de la mujer. Además de Mantegna, también fueron postulados para trabajar en la decoración de esta estancia Perugino, Lorenzo Costa y Giovanni Bellini, aunque este último desistió del encargo por el excesivo control que la marquesa impuso sobre el desarrollo de las obras.


La lectura del cuadro debe hacerse de izquierda a derecha. En el primer extremo la diosa virgen Atenea entra en escena armada, portando un escudo y una lanza rota, que por consiguiente ya ha sido utilizada. Detrás de ella aparece Dafne convertida en laurel, después de haber huido del acoso sexual de Apolo. Tanto Atenea como Dafne son personificaciones de la castidad y por tanto modelos de conducta para la mujer perfecta. Otras virtudes femeninas importantes son la Justicia, la Fortaleza y la Templanza, que contemplan todo lo que está sucediendo desde una nube, arriba en la esquina opuesta. Son tres de las cuatro Virtudes Cardinales; la cuarta, la Prudencia, no se muestra allí porque está prisionera tras los muros que cierran el jardín por el extremo de la derecha, según se explica en una cartela que ondea al viento con una inscripción en latín.
El centro de la composición es un jardín que representa la mente humana subyugada por los vicios. En el eje principal se yergue sobre un centauro Venus, diosa del amor, en su versión más sensual. El centauro, mitad persona mitad caballo, es un símbolo del hombre dominado por la pasión del sexo. A su izquierda, espantadas por Atenea, huyen dos ninfas junto con la Lujuria, representada como una mujer con patas de cabra que lleva varios niños en su regazo. Por el estanque escapan un mono y un sátiro, símbolos de la incontinencia sexual, además de varias alegorías negativas que, de acuerdo con los modelos iconográficos establecidos y los letreros identificativos que las acompañan, son las siguientes. En la orilla izquierda del estanque está el Ocio (la ociosidad es la madre de todos los vicios) conducido por la Inercia, y en el otro extremo la Avaricia y la Ingratitud, que llevan en brazos a la Ignorancia, coronada como enemiga de la virtud.
El conjunto, en suma es una demostración de los principios morales que regían la vida de Isabella d’Este, en particular el amor y la castidad, representados a través de una escena de tema mitológico. La diosa Atenea entra en el jardín de la mente humana y expulsa a todos los vicios y comportamientos deshonestos con el fin de poner orden y reconducirla por el camino de la virtud. La profusión de inscripciones y la lectura iconográfica del cuadro, de izquierda a derecha, acentúan su carácter literario, con la intención de difundir una imagen modélica de la mujer en el Renacimiento.
MÁS INFORMACIÓN:
http://mini-site.louvre.fr/mantegna/acc/xmlen/section_8_0.html 

8 comentarios:

  1. SENCILLEZ E INFORMACION DESMENUZADA PERO SUCINTA A LA VEZ, MUY INTERESANTE COMO APOYO EN EL ESTUDIO. MUCHAS GRACIAS

    ResponderEliminar
  2. Me ha resultado muy útil este artículo para hacer un estudio de este cuadro desde el punto de vista del conocimiento gnóstico.

    Gracias por su contribución.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno. Gracias x la información!!

    ResponderEliminar
  4. Muy buena descripción de esta obra de arte. Gracias.

    ResponderEliminar
  5. Aprendí mucho con los comentarios históricos y la explicación de las alegorías del cuadro!!!

    ResponderEliminar
  6. AGITE PELLITE SEDIBUS NOSTRIS FOEDA HAEC VICIORUM MONSTRA VIRTUTUM COELITUSAD NOS REDEUTIM DIVAE COMITES. DICE DAFNE: Venid compañeras divinas de las Virtudes, vosotras que habeis venido del cielo, expulsad de vuestras esferas a los Vicios, esos monstruos abominables."La sultana de Venecia" de Jean-Michel THIBAUX

    ResponderEliminar

Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.