El llamado Lienzo de Tlaxcala es una tela de algodón de 5 m de largo por 2 m de
ancho, que fue pintada a la aguada por un artista tlaxcalteca desconocido,
alrededor del año 1552. Fue encargado por las autoridades coloniales españolas
durante el gobierno del virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, con el
objetivo de representar sumariamente la conquista de México y dar muestras de
su fidelidad a la monarquía hispánica. Precisamente Tlaxcala había sido una de
las mayores aliadas de Hernán Cortés y participó en el asedio de la capital
azteca, Tenochtitlán; por esta razón recibió el título de «Leal Ciudad» en
1535.
En su momento se hicieron tres copias de la
obra: una se envió a España, a la corte de Carlos I, otra a México capital, y
una tercera permaneció en Tlaxcala. Todas ellas se perdieron y hoy sólo se
conservan copias posteriores, siendo la más importante la realizada por Alfredo
Chavero en 1892. Por cierto, que una reproducción de esta última puede
admirarse durante estos meses en la excelente exposición Itinerario de Hernán Cortés, en el Centro de Exposiciones Arte
Canal de Madrid.
El lienzo narra de forma secuenciada diversos
episodios de la conquista de México, siguiendo el esquema de una historieta o
cómic. Estilísticamente, mezcla aspectos de la tradición precolombina y el arte
occidental. Ejemplo de ello es la escena superior, que representa la llegada en
procesión de cuatro grupos de nobles tlaxcaltecas para unirse a los españoles.
La mirada de todos los personajes se dirige al centro de la composición, donde
se sitúa el escudo imperial de Carlos I, símbolo de la dominación política española,
y una gran cruz cargada de elementos iconográficos cristianos, en referencia a
la evangelización de aquellas tierras. La representación de los nobles
tlaxcaltecas, con sus vestimentas indígenas y sus penachos de plumas, sigue la
tradición artística precolombina, que contrasta con la imagen de los
castellanos, sentados en sillas de madera y vestidos de negro. Las figuras, en
todo caso, siguen un perfil prácticamente idéntico y repiten un mismo patrón de
poses y gestos, de tal forma que apenas se diferencian por los colores, los
tocados y ciertos detalles.
Bajo esta escena principal se desarrolla la historieta
sobre la conquista de los aztecas, que se lee cronológicamente de izquierda a
derecha y de arriba abajo. El lenguaje visual es directo y sencillo, los
sucesos son fácilmente identificables, así como los personajes protagonistas (sobre
todo Hernán Cortés y la intérprete Doña Marina), y en todas las escenas se
incluyen letreros con topónimos y alusiones que ayudan a la comprensión. La
composición es bastante rígida, sobre todo en el tercio inferior. Se basa en
una rejilla formada por 87 cuadros o viñetas ortogonales, dispuestas en filas y
columnas de la misma medida. Los primeros 48 cuadros relatan los episodios
centrales de la conquista, que se inicia con la llegada a Tlaxcala de los
emisarios de Cortés, seguido del recibimiento de las tropas castellanas, la
conversión al cristianismo de varios indígenas y el acuerdo de alianza con los
tlaxcaltecas; continúa la Matanza de Cholula, la entrada en Tenochtitlán, la
entrevista con Moctezuma y la huída en la «Noche Triste»; por último, la
reorganización de las tropas en Tlaxcala, el asalto a Tenochtitlán y la derrota
del emperador Cuauhtémoc, gracias a la alianza con los tlaxcaltecas. Los
siguientes 49 cuadros muestran la participación tlaxcalteca en la conquista de otros
territorios de México (Pánuco, Occidente, Sinaloa) y de Guatemala.
La estricta regularidad de la composición solo
se rompe con tres escenas de formato apaisado, situadas en la zona media. La
primera está en la tercera fila y ocupa el largo de tres viñetas estándar para
mostrar la marcha de las tropas españolas secundadas por los totonacas. Las
otras dos se localizan en la quinta fila, de forma simétrica a ambos lados del
eje central, y ocupan el largo de dos viñetas. La de la izquierda refiere el
homenaje de varios caciques a Cortés, a quien está traduciendo la Malinche
mientras le ofrecen numerosos presentes; la de la derecha representa la
expedición de Cortés por los caminos de Chalchicueyecan, con un nivel de
detallismo que permite distinguir cómo varios grupos de indígenas transportan grandes
fardos, otros perecen ahogados en un río y alguno es severamente castigado por el
capitán español.
En resumen, el Lienzo de Tlaxcala es una obra de extraordinario valor documental
para conocer el desarrollo de la conquista de México. La razón de esto no
estriba únicamente en la minuciosidad con que se describen cada uno de los
sucesos, sino en que estos están contados desde el punto de vista de los indígenas
tlaxcaltecas. Ello constituye una fuente de información de gran interés, que
complementa los datos ofrecidos por otras fuentes como la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal
Díaz del Castillo, las Cartas de relación
escritas por el propio Hernán Cortés, y Historia
general de las Indias de Francisco López de Gómara. Por otra parte, el
lienzo constituye un claro antecedente del cómic actual, que algunos autores
han denominado acertadamente «arte secuencial».
FUENTE:
me parece un documento de gran valor historico. esn una maravilla interpretar paso a paso
ResponderEliminarlos distintos momentos en que transcurrieron los hechos, una vez descriotivos otra vez dramaticos. un documento lleno de ingenuidad y frescura,