El Arte Urbano (Street Art, en inglés) es una forma de expresión artística
realizada de forma rápida mediante diversos tipos de técnicas en los edificios
y espacios públicos de la ciudad, a menudo con carácter clandestino o ilegal. Su
presencia ha sido constante a lo largo de la Historia del Arte, siendo los
ejemplos más antiguos los numerosos letreros y dibujos esgrafiados que se
conservan en los muros de ciudades romanas como Pompeya y Herculano. A finales
de la década de 1960 se desarrolló el fenómeno del grafiti en las grandes urbes
de Philadelphia y Nueva York, como parte de la cultura hip-hop. La
particularidad de este fenómeno es que plasmaba esencialmente palabras o firmas
escritas, no dibujos. Las personas que empezaron a hacer esto se
autodenominaron escritores, no pintores ni artistas, y sus firmas se
convirtieron en una especie de símbolo de identidad o etiqueta de marca (en
inglés, tag).
La difusión del grafiti adquirió pronto
proporciones de vandalismo. Los escritores se aficionaron a pintarrajear de
arriba abajo no sólo los muros de los edificios sino también las aceras, los
vagones de metro, el mobiliario urbano y hasta las señales de tráfico. Esta
manera de actuar está fuertemente influida, todavía hoy, por una lógica
rebeldía juvenil, buenas dosis de egocentrismo, un marcado afán de
territorialidad y un alto grado de codificación que regula su desarrollo y hace
poco comprensibles los mensajes para los que son ajenos. Se trata además de una
acción espontánea y subversiva, generada en plena calle y desplegada en
espacios marginales, como edificios en ruinas, puentes, vías del tren, etc.
Con la edad, muchos grafiteros han atemperado
su discurso y han optado por una línea de acción menos destructiva, aunque sin
dejar de lado la crítica ni el compromiso social. Junto a ellos han empezado a
pintar en las calles otros artistas procedentes de ámbitos distintos. El
resultado de esta confluencia ha sido un extraordinario desarrollo del Arte Urbano,
que ha llegado a convertirse en una espléndida alternativa para transformar la imagen
de las ciudades modernas, aportando nuevas ideas sobre las mismas. Este tipo de
expresiones artísticas tiene una dimensión más sociocultural e inclusiva, está
dirigido a una audiencia más amplia y se explaya a través de una gran variedad
de mensajes y formatos.
Algunos expertos se esfuerzan en señalar las
diferencias entre el grafiti y el Arte Urbano; otros prefieren ver el Arte
Urbano como una versión adulta y sosegada del grafiti juvenil. Lo cierto es que
la obra de muchos escritores ha pasado de ser censurada como una práctica
callejera, a ser abiertamente valorada por el público. Del mismo modo, muchos
artistas cuya formación es académica y su espacio de trabajo es el estudio, se han
decidido a sacar sus creaciones a la calle. Como resultado de ello, el street art ha perdido su carácter
marginal y vandálico, y ha empezado a ser oficialmente promovido por las
autoridades públicas, con el fin de facilitar su integración en el entorno
urbano. Consecuencia de ello es por ejemplo la creación del Museo Abierto de
Arte Urbano de Sao Paulo (Brasil), o la celebración del Festival Internacional
de Arte Urbano Los Muros Hablan en
Puerto Rico.
Las imágenes que presentamos hoy corresponden
al programa Mirrors George Town, que
fue promovido por el ayuntamiento de Penang, en Malasia, en el año 2012. Forman
parte de un conjunto de nueve murales que le fueron encargados al artista
lituano Ernest Zacharevic, con el fin de regenerar y embellecer el espacio
público de la ciudad. Los temas son frecuentemente niños jugando o personas que
de alguna forma interactúan con el entorno. El artista aprovecha elementos de los
edificios o del mobiliario urbano para facilitar la inserción de sus creaciones
en el ecosistema urbano, y en ocasiones añade objetos reales para dotar de
mayor naturalismo a las pinturas, magníficamente dibujadas, por cierto. El
resultado provoca una conexión muy emotiva con el espectador, invitándole a
reaccionar ante la obra de arte y, de alguna manera, completarla. Zacharevic se
muestra especialmente orgulloso de ello y ha grabado varios videos en los que
se muestra a todo tipo de personas interaccionando con sus murales. La verdad
es que la reacción tanto de los habitantes de Penang como de los muchos turistas
que se han acercado por allí, ha sido fantástica.
El primer mural que merece nuestra atención
se llama Niños en bicicleta y se
encuentra en la Armenian Street. Representa a una niña montando en bici y probablemente
a su hermanito detrás, agarrado a su cintura. La cara de la niña denota calma y
felicidad, mientras que la del niño pequeño muestra una gran excitación, no
exenta de miedo, ante la fenomenal aventura del viaje. La imagen es entrañable,
desde luego, pero el detalle más llamativo es el de la bicicleta, que es un objeto
real adosado a la pared por Zachaveric, es decir, no está pintada. El resultado
es chocante, muy divertido, y genera una interesante relación entre la realidad
material del objeto, la pintura mural y el aspecto desconchado y sucio de la
pared.
La segunda de las obras abunda en esta
relación entre lo dibujado y lo real, o dicho de otro modo, entre el Arte
Urbano y el medio ambiente en el que se desarrolla. Se titula Kungfu Girl y ocupa toda la fachada de una
casa en Muntri Street. Representa una niña de gran tamaño, vestida con un traje
azul de artes marciales, realizando un salto en el aire. Lo interesante es que sus
manos se apoyan sobre unos pequeños tejadillos que cubren las dos ventanas del
edificio, de tal forma que la niña parece disponerse a cerrarlos. De nuevo nos
encontramos ante una imagen alegre, muy original y de gran impacto visual. Debemos
agradecer a artistas urbanos como Zacharevic su capacidad para hacernos cambiar
el chip e invitarnos a percibir la realidad desde una perspectiva diferente.
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