Peter Rabbit y Benjamin Bunny son
probablemente los dos personajes más famosos del universo literario de la
escritora británica Beatrix Potter. Publicado por primera vez en 1902, The Tale of Peter Rabbit (en español El cuento de Perico, el conejo travieso),
fue el primero de una extensa serie de 23 libros infantiles, que conformaron un
maravilloso universo ficticio disfrutado por multitud de generaciones, desde
entonces hasta el día de hoy. Su origen se encuentra en una carta enviada por Beatrix
Potter a Noel Moore, con una pequeña historia sobre conejos adornada con dibujos.
A pesar de su potencial, el proyecto de cuento fue ignorado por seis compañías,
y la autora acabó publicándolo por sí misma, con una discreta tirada de 250
ejemplares. El éxito de la misma llamó la atención del editor Frederick Warne,
quien finalmente se decidió a patrocinar la obra con fines comerciales.
Las historias de Beatrix Potter están
protagonizadas por pequeños animales de campo (conejos, ratones, ardillas, ranas,
zorros, etc.), de modo que utiliza de forma constante la personificación. Su
fuente de inspiración fueron las fábulas tradicionales, pero también el paisaje
y la fauna del Lake District, en el norte de Inglaterra, donde acostumbraba a
pasar largas temporadas. Desde el punto de vista de la crítica, la mayor virtud
de los cuentos de Beatrix Potter es el empleo de una escritura elegante y
refinada para construir tramas complejas que, sin embargo, se plasmaron en
libritos sencillos, de pequeño formato, que podían ser fácilmente manejados por
los niños. En cierto modo, fue una de las primeras autoras que se propuso hacer
una literatura infantil seria.
La afición de la autora por la pintura, que cultivó desde niña, le llevó a ilustrar sus cuentos con preciosos dibujos de paisajes naturales, animales y rincones domésticos, que enriquecieron de forma extraordinaria el acabado de cada uno de los cuentos. De hecho, estos dibujos son una de las grandes razones de su popularidad. En la actualidad, es posible admirar una extensa colección de bocetos originales, tal como fueron diseñados por la autora antes de su publicación, en la BeatrixPotter Gallery del pintoresco pueblo de Hawkshead.
Hay que valorar estos dibujos, más allá de su
carácter entrañable y preciosista, como verdaderas obras de arte. Además de
escritora, Beatrix fue una experta naturalista que se pasaba horas observando las
interacciones y los cambios producidos en los ecosistemas. En efecto, escenas como
la que reproducimos aquí muestran un conocimiento exhaustivo de la naturaleza. Tanto
el paisaje como las plantas, las flores y los animales están retratados con un
gran afán de verosimilitud. Los dos conejos y los ratones son fisionómicamente
correctos, como puede apreciarse en la posición de los ojos, el pelaje o la forma de las
orejas; sólo se singularizan como personificaciones infantiles por el hecho de
que visten chaquetas y porque caminan y hacen gestos como los humanos. Por otra
parte, la antropización de los personajes no está exenta de una cierta carga
simbólica: el color del vestuario está cuidadosamente escogido en función
de la clase social, la personalidad o la procedencia de cada uno de ellos.
Además de por sus capacidades artísticas, Beatrix Potter llegó a ser respetada como una naturalista de prestigio por sus estudios sobre la germinación y el ciclo vital de los hongos, que concluyeron en la realización de numerosos dibujos científicos en torno a 1901. Su condición de mujer, no obstante, le impidió ver publicado ninguno de sus trabajos académicos, a pesar del apoyo recibido por parte del reputado micólogo Charles McIntosh, y a pesar de que sus hallazgos fueron aceptados como correctos con posterioridad. Es más, tuvo que ser su tío el que defendiera ante la Sociedad Linneana de Londres su investigación sobre los hongos, porque estaba prohibida la entrada a las mujeres. Afortunadamente, en el Armitt Museumand Library de Ambleside han logrado reunirse hasta 270 acuarelas suyas que representan con una calidad y un detallismo excepcionales setas, peces, reptiles, insectos, fósiles y objetos arqueológicos, entre otras cosas. Muchos de estos dibujos, herederos de la técnica analítica-descriptiva que se utilizaba en las ilustraciones científicas del siglo XVIII, anticipan lo que luego sería plasmado en sus cuentos infantiles.
Beatrix Potter también fue una
ecologista convencida y una fiel defensora de los modos de vida de la campiña
inglesa. Con las ganancias obtenidas por sus publicaciones, adquirió de manera
altruista numerosas granjas y casas rurales en Lake District, permitiendo a sus
arrendatarios continuar con sus oficios tradicionales. Así evitó la amenaza de
la industrialización y la especulación inmobiliaria que se cernía sobre aquella
región en las primeras décadas del siglo XX. Por todo ello es considerada una
de las fundadoras del National Trust, una fundación sin ánimo de lucro que hoy
gestiona cientos de parques naturales, reservas protegidas, bosques, jardines
históricos, sitios arqueológicos y monumentos en toda Gran Bretaña.
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