domingo, 31 de enero de 2016

MAPA T-O

Esta críptica imagen corresponde a una representación simbólica del mundo, tal como se concebía en la Edad Media. Su autor fue San Isidoro de Sevilla, quien la describió en su obra Etimologías, una especie de enciclopedia de todo el saber heredado de la Antigüedad, que fue escrita en el año 623. El dibujo en cuestión, sin embargo, no es el original de San Isidoro sino una reproducción publicada en 1472 en Augsburgo, por Günther Zainer, para ilustrar el capítulo XIV de las Etimologías. Es considerado por los estudiosos como el primer mapa del mundo, previo a las exploraciones geográficas que llevaron al ser humano a conocer otros continentes.
La palabra mapa viene del latín mappa, que significa «pañuelo», porque los primeros bocetos cartográficos con frecuencia se dibujaban sobre una tela o paño. De aquí viene también la expresión popular «el mundo es un pañuelo» aunque con distintas connotaciones. Los primeros mapas no eran tanto un documento cartográfico preciso como una figuración simbólica de la Tierra. En la cultura grecorromana adoptaron la forma de diagramas cosmológicos, en los que el ecúmene (el mundo conocido) era una única masa de tierra, rodeada por un enorme río circular denominado Océano. Este tipo de representación fue continuada durante los primeros tiempos del Medievo, añadiéndole una serie de elementos místicos tomados del Cristianismo. Por ejemplo, se incluyeron referencias bíblicas como el Arca de Noé, la posible ubicación del Paraíso, que se suponía en Asia, y por supuesto la ciudad de Jerusalén, que por su importancia religiosa estaba siempre en el centro del mundo.
El mapa de San Isidoro es un claro exponente de esta cartografía simbólica cristiana. Se clasifica como «Mapa T-O» porque se inspira en el acrónimo latino «ORBIS TERRAE TRIPARTITUS» y adopta la forma de una letra T inscrita en una circunferencia. En torno a esta circunferencia se dispone una banda intitulada Mare Oceanum, que rodea toda la composición. Este océano circular señala el fin del mundo conocido, más allá del cual se pensaba que no había nada. En cuanto al interior, se organiza por medio de una letra T, como decíamos, que divide el espacio geográfico en tres secciones correspondientes con los tres continentes que formaban el ecúmene: Europa, África y Asia, que era considerado el más importante porque de allí viene la luz del sol. Como es habitual en este tipo de Mapas T-O, la representación está orientada hacia el Este de manera que Asia, por su superioridad, ocupa toda la mitad superior de la T, mientras que Europa y África se sitúan debajo, más pequeñas y separadas por el mástil de la T, que hace las veces del Mar Mediterráneo. Los puntos cardinales aparecen señalados en el exterior de la circunferencia: Oriente arriba, el Meridiano a la derecha, Occidente abajo y Septentrión a la izquierda. Sería necesario voltear el dibujo hacia la derecha para que la representación adquiriese cierta lógica desde el punto de vista de la geografía actual, aunque la posición central de un Mare Magnum  (gran mar) resulta confusa a este respecto. 
Cada uno de los continentes viene identificado étnicamente por el nombre bíblico de los tres hijos de Noé, que colonizaron el mundo después del Diluvio Universal: Asia es la tierra de Sem, África la de Cam y Europa la de Jafet. Sem era el primogénito de Noé y su estirpe se extendió por Asia, por lo que es considerado el iniciador de las culturas semíticas; de los sucesores de Cam surgieron los pueblos de Canaán, Egipto, Etiopía, Libia y el Norte de África; por último, Jafet es aceptado como progenitor de la rama indoeuropea de la raza humana.
En ocasiones, los Mapas T-O tienen otros elementos simbólicos en los límites superior e inferior, donde se suelen figurar respectivamente el Paraíso (en el extremo final de Asia, «Paradis est locus in Orientis») y las Columnas de Hércules o la ciudad de Gades (en la base, dividiendo Europa de África), además de las principales urbes de la Tierra (Atenas, Alejandría, Babilonia) y otras cosas. Así sucede en esta última versión realizada en el siglo XV para las Grandes Crónicas de los Reyes de Francia del Monasterio de Saint-Denis, en la que además se ha añadido una esquemática rosa de los vientos con doce direcciones en el perímetro. 



1 comentario:

  1. Hola Josué. ¿Cómo estás? Me alegra que dediques una entrada del blog a los mapas T-O ya que parece increíble la percepción del mundo que se tenía en la Edad Media y desde el punto de vista artístico, la forma tan bella en la que lo plasmaban (en concreto la realizada para las Grandes Crónicas de los Reyes de Francia) Fue genial trabajar con ellos en clase. Qué buenos recuerdos!!! Un abrazo
    Rosa Delfín

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