Se trata de una escultura en bronce de 180 cm
de altura, que representa a un corredor de un carro de caballos, y que fue
encontrado en el antiguo santuario griego de Delfos, en el transcurso de unas
excavaciones practicadas en 1896. Las referencias históricas, y la
contextualización arqueológica del hallazgo, permitieron identificar al
personaje con Polyzelos de Gela y datar la obra en torno al 474 a. C. Resulta
que aquel año, este tirano de Sicilia venció en la carrera de cuadrigas de los
Juegos Píticos, que se celebraban precisamente en Delfos.
De acuerdo con el mito, los Juegos Píticos
habían sido fundados por el dios Apolo como un concurso poético, musical y
atlético para apaciguar a la serpiente Pitón. Personas de todo el mundo griego
competían cada cuatro años para lograr la victoria y obtener como premio una
corona de laurel. El Auriga de Delfos,
por tanto, tiene un carácter conmemorativo de la hazaña que supuso para
Polyzelos vencer a otros hombres en los juegos, y también es un monumento para la exaltación política personal, pero a la vez
constituye un exvoto u ofrenda a Apolo en señal de agradecimiento. En cuanto a
su autoría, se ha pensado en un artista de la Magna Grecia (Sur de Italia y
Sicilia), sugiriéndose el nombre de Pithagoras de Reggio.
Los fragmentos de otras piezas encontradas
junto a la figura principal han llevado a concluir que el auriga formaba parte
de un grupo más amplio, del que sólo perviven algunas patas de un total de
cuatro o seis caballos y un mozo de cuadra que estaría colocado delante ellos.
La adecuada puesta en escena que el Museo Arqueológico de Delfos ha realizado
del conjunto ayuda a su correcta interpretación, que en ocasiones ha sido
imprecisa porque se ha mirado la escultura como si fuera una obra totalmente
exenta. Las reproducciones parciales publicadas en enciclopedias y libros de
texto han contribuido a forjar esta imagen distorsionada y alejada de la
realidad histórico-artística. La fotografía que incluimos al final de esta
entrada pretende explicar mejor la obra en relación al conjunto.
Formalmente, el auriga está fundido en varias
piezas separadas que luego fueron soldadas para formar el conjunto, tal y como
era habitual en los grupos que incluían varias figuras. Viste una túnica larga
que tiene un carácter más ceremonial que deportivo, lo que se justifica por el
trasfondo religioso de los Juegos Píticos. Los pliegues que marcan
verticalmente la túnica, y los que ondean suavemente sobre el cinturón, son
seguramente lo mejor de la capacidad escultórica del artista. Pero lo más
interesante es el rostro, perfectamente modelado y animado por la incorporación
de otros materiales que le confieren mayor riqueza cromática: los ojos están coloreados
con incrustaciones pétreas de color, la diadema conserva restos de plata y los
labios están perfilados con cobre. Su expresión denota la tensión típica del
arte griego entre el ethos (el valor
moral) y el pathos (la emoción). Refleja
una gran concentración, como preparándose para la carrera de cuádrigas que está
a punto de comenzar, pero el gesto es contenido, no tiene ningún rictus;
muestra al ser humano impasible ante su destino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario