Ricardo Balaca y Orejas-Canseco (1844-1880) fue
un pintor situado entre medias de la generación plenamente romántica, liderada
por Antonio María Esquivel, Leonardo Alenza, Federico de Madrazo o Jenaro Pérez
Villaamil, entre otros, y los artistas de la segunda mitad del siglo XIX más
inclinados al eclecticismo, que ensayaron nuevas formas de expresión y
temáticas más variadas (paisajistas, costumbristas, realistas, historicistas,
orientalistas, simbolistas, etc.). A pesar de su breve trayectoria, pues murió
joven, varios historiadores coinciden en valorarle como el artista más
destacado de su generación.
Estudió primero con su padre, también pintor, y
después en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La influencia de
sus profesores, y en especial de Federico de Madrazo, se atisba en la calidad
de su dibujo y en la preferencia por el género del retrato, que sobresale entre
toda su producción por cantidad y por calidad. También cultivó otros géneros
pictóricos como el costumbrismo, el paisaje y la pintura de batallas, en la
cual llegó a ser un consumado especialista. Tenemos noticias documentales de su
habilidad para los temas históricos desde que era muy joven, puesto que a los
trece años ya empezó a participar en las Exposiciones Nacionales de Bellas
Artes.
Esta obra es seguramente la más famosa y la que
mejor ha caracterizado a Balaca como pintor de batallas. Representa La batalla
de Almansa y pertenece al Museo del Prado, aunque se encuentra en depósito en
el Congreso de los Diputados. Realizada en 1862, cuando Balaca tenía diecisiete
años, fue premiada con Mención Ordinaria en la Exposición Nacional de Bellas
Artes. Representa la importante contienda desarrollada el 25 de abril de 1707
en el transcurso de la Guerra de Sucesión Española. El resultado de aquella
batalla cambió el curso de la guerra a favor del Duque de Anjou, quien sería a
la postre aceptado como rey de España con el nombre de Felipe V, dando inicio
al reinado de la dinastía Borbón.
Por consiguiente, se trata de una pintura
emblemática por la importancia histórica del asunto representado, y eso se
manifiesta en sus aspectos formales: la imagen es de gran formato (140 x 230
cm), la acción está narrada con gran detallismo y una cierta grandilocuencia,
sobre todo en las figuras de los generales a caballo, a la izquierda, y el
paisaje, por último, es espectacular, con la amplia llanura de Almansa
desdibujada por el humo de los cañones y su castillo recortado al fondo. Lo más
interesante, no obstante, acontece en el primer plano, donde un pequeño grupo
de soldados transporta en volandas el cuerpo malherido de un compañero. El
desasosiego se muestra de forma trágica en el semblante del militar que mira
hacia nosotros, haciéndonos partícipes de su dolor, mientras su acompañante
gira el rostro hacia el fragor de la lucha, resignado ante las nuevas bajas que
están por llegar.
Compositivamente, la acción se ciñe a la mitad
inferior del cuadro y se distribuye en tres áreas diferenciadas: a la izquierda
se sitúan a caballo los oficiales del ejército franco-español, dirigidos por el
Duque de Berwick, que da órdenes señalando el campo de batalla mientras un
grupo de soldados se dirige hacia allí. En el paisaje central se desarrolla el
grueso de las operaciones militares, secundadas por la carga de caballería del
extremo de la derecha. Y en primer término se representa el episodio trágico
que antes hemos comentado, insertado entre medias de varios cuerpos inertes,
apilados en el suelo. El conjunto es abigarrado y la atmósfera difuminada
acrecienta una sensación envolvente, de la que sólo es posible escapar
levantando la vista hacia el cielo. Es interesante destacar que el dibujo es más preciso a la hora de representar los personajes de los primeros planos, mientras que en la parte superior del cuadro la pincelada es mucho más suelta.
En la Batalla de Almansa las tropas de Felipe
de Anjou, bajo el mando del Duque Berwick, derrotaron a las del Archiduque
Carlos de Austria, el otro pretendiente al trono español, al frente de las
cuales estaba el Marqués de Rubigny y el Marqués das Minas. Hasta entonces, la
guerra había discurrido de manera opuesta a la causa franco-española. Pero el
candidato francés emprendió una importante reforma organizativa, estratégica y
de armamento en el ejército borbónico, además de reclutar nuevos efectivos
mediante levas de población, imponer un Real Donativo a la burguesía y a las
ciudades para financiar la guerra, y promover una intensa campaña de propaganda
que presentaba a los austracistas como herejes y enemigos de España. Todo ello
facilitó la victoria de Almansa, que abrió el camino a la conquista del Reino
de Valencia y permitió a los Borbones arrinconar a los austracistas hasta
Cataluña y Baleares.
Una de las grandes consecuencias de esta
batalla tuvo sin embargo un carácter político. Felipe V promulgó la abolición
de los fueros y leyes particulares de los Reinos de Valencia y Aragón, una
medida que puede entenderse como un castigo por haber apoyado al otro candidato
al trono, pero que también obedecía al deseo de uniformidad legislativa de la
política centralista de los Borbones. Así, el 29 de junio de 1707 Felipe V
promulgó el primer Decreto de Nueva Planta mediante el cual declaraba «abolidos
y derogados todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta
aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi
voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y
forma de gobierno que se tiene y ha tenido en ella, y en sus tribunales sin
diferencia alguna en nada».
De esta forma, los Borbones impusieron en toda
España la autoridad omnímoda de una monarquía absoluta y daban pábulo al
desarrollo de una serie de aspiraciones regionalistas, conducentes a tratar de
recuperar la autonomía perdida. Estas aspiraciones se acrecentaron bajo la
inspiración de los movimientos románticos del siglo XIX y la gestación de la
idea de nación como entidad política y cultural; y así continúan hasta el día
de hoy, en el que sigue sin resolverse lo que Ortega y Gasset llegó a denominar
el «problema catalán».
MÁS INFORMACIÓN:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-batalla-de-almansa/0d187e1f-6ea4-42a2-a024-afcf88a65e5b
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