Esta impactante imagen es un grabado hecho en linóleo
de algo más de 31 x 31 cm, realizado por el artista gráfico Cyril E. Power
alrededor de 1934. El linóleo es un material sintético y barato, que empezó a utilizar
Claude Flight a principios del siglo XX para ensayar nuevas técnicas de grabado.
Además de su inherente modernidad, era más fácil de grabar que la madera y
permitía a los artistas de las vanguardias aplicar novedosos efectos, como diversas
texturas, planos de color y líneas sinuosas. Además, era muy resistente, lo que
posibilitaba imprimir a bajo coste multitud de imágenes en serie sin deteriorar
la calidad de las planchas. Para lograr un acabado a todo color se agregaban diferentes
planchas, una de cada tinta, pero también se hacían impresiones en blanco y
negro o en tonalidades únicas, como la que reproducimos aquí en azul; la
versión definitiva, más abajo, está completamente coloreada. El Metropolitan Museum
de Nueva York conserva un original firmado y titulado así en el margen
izquierdo: «The Tube Train, no. 4/60, Cyril E. Power».
Se trata de una obra relacionada con el movimiento
futurista, que mostró una enorme fascinación por la velocidad, el estilo de vida
urbana y los artefactos mecánicos, como los automóviles o los trenes. Todo esto
también había sido un tema de interés para los diseñadores de la Grosvenor
School of Modern Art, a cuya fundación contribuyó el propio Power en 1925, con
el objetivo de experimentar nuevas técnicas, materiales y procesos artísticos. Sin
embargo, la estética y la iconografía son más bien expresionistas, puesto que el
dibujo es áspero, el color está muy contrastado y los rostros de los personajes
parecen auténticas caricaturas. Todo ello insinúa una reflexión triste sobre la
soledad y la alienación producida por la modernidad, representada en este caso por
el metro de Londres (popularmente conocido como Tube).
El dibujo muestra dos hileras de pasajeros
apretujados en sus asientos, superpuestos uno delante del otro. El pasillo
entre las dos hileras se reduce al mínimo, prácticamente a una estrecha línea
amarilla que marca una forzada perspectiva en curva. Esta línea se replica en la
decoración del techo, también de color amarillo, y en las dos barras de
sujeción, de las que cuelgan asideros. Las líneas curvas y los asideros, que dan
la sensación de balancearse, confieren a la composición un gran dinamismo,
acentuado por un trozo de ventana circular que enmarca la escena por la
derecha. Pero este movimiento se nota solo en el vagón de metro y sus
componentes, que parecen girar como en un torbellino. En cambio, los pasajeros
se mantienen impertérritos, no interaccionan ni conversan entre sí, tan solo leen
el periódico o aguardan pacientemente, con la mirada perdida, a llegar a su
destino. Podría deberse a las reservadas maneras inglesas pero también hay
implícita una fuerte crítica social. Cyril Power representa el aburrimiento, la
estandarización y la sobrecarga sensorial de la gran metrópoli, en la mejor
línea del Expresionismo Alemán de principios del siglo XX.
A pesar de lo expuesto, Power fue comisionado por Frank
Pick, director general del Metro de Londres, para que diseñara junto a Sybil
Andrews una serie de ocho posters publicitarios en linóleo. Estos posters
fueron presentados bajo la firma Andrew-Power y se colocaron en diversas
estaciones, entre 1929 y 1937, con el objetivo de promover el uso de los transportes
públicos para acceder a aquellos lugares en los que se celebraban importantes eventos
deportivos, desde Wimbledon hasta Lord's Cricket Ground.
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