lunes, 25 de noviembre de 2019

MOLOTOV-RIBBENTROP

Esta serigrafía titulada Molotov-Ribbentrop, de la cual existen varias versiones, es una obra maestra del diseño gráfico por su capacidad de síntesis tanto formal como conceptual. Es una obra de 1989 del estonio Leonhard Lapin, un polifacético artista, poeta, arquitecto e historiador, profesor emérito de la Academia de Bellas Artes. Se conserva en el Kumu Museum of Art de Tallin, junto con otras creaciones de Lapin que juegan con símbolos de gran resonancia cultural en los países que pertenecieron a la antigua Unión Soviética, como por ejemplo la hoz y el martillo del partido comunista, la estrella roja del marxismo o la cruz de la religión ortodoxa.
En este caso, el artista ha combinado una hoz y un martillo comunistas en color rojo, con una cruz gamada nazi en color negro. Todo ello sobre un fondo blanco que permite destacar una simplicidad geométrica absolutamente radical, en la línea del suprematismo ruso de Malevich y El Lissitzky. La imagen es de gran potencia formal y supone una acertada, a la vez que inquietante, conjunción de los dos mayores totalitarismos del siglo XX. Los extremos se tocan, y en esta especie de logotipo distópico parece resumirse el terrible poder de la dictadura, sea del signo que sea. 
El título de la obra, no obstante, alude a un hecho histórico muy concreto: la firma del Pacto Ribbentrop-Molotov el 23 de agosto de 1939, llamado así por el nombre de los ministros de asuntos exteriores que lo suscribieron, el alemán Joachim von Ribbentrop y el ruso Viacheslav Mólotov, respectivamente. La noticia de este tratado produjo gran conmoción entre las potencias mundiales porque fue suscrito por países ideológicamente contrapuestos y potencialmente enemigos. Pero lo cierto es que resultó beneficioso para ambos, pues constituyó un compromiso de no agresión que aceptaba las ansias de expansión imperialista de cada uno de ellos en el Este de Europa. Como consecuencia, los rusos se vieron con las manos libres para invadir Finlandia y los Países Bálticos, mientras que Polonia quedó dividida en dos áreas de influencia (la mitad occidental para la Alemania nazi y la mitad oriental para la Unión Soviética). Nueve días después, el 1 de septiembre de 1939, Hitler inició la invasión de Polonia y comenzó la Segunda Guerra Mundial. 
El grabado de Leonhard Lapin es un eficaz recordatorio de aquel suceso, que marcó inexorablemente el destino de su país, Estonia. En ese sentido tiene un profundo significado conceptual, no sólo porque hace una referencia directa al polémico tratado, sino porque nos conduce a una reflexión crítica, verdaderamente terrible, sobre cómo los pueblos son sometidos a los intereses de la política internacional. Ese acontecimiento de 1939 propició que Estonia acabara gobernada, poco tiempo después, por una dictadura comunista que duró casi cincuenta años, hasta la Caída del Muro de Berlín. 

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Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.