Existen dos versiones de esta obra de El Greco, una en el Monasterio de El Escorial y otra en la National Gallery de Londres. Ambas se suponen ejecutadas en los primeros años de su llegada a España, entre 1577 y 1579, y tienen una composición idéntica, aunque difieren en los colores, en el número de personajes representados y en el tamaño: la de el Escorial mide 140 cm x 110 cm y la de Londres 55 cm x 33,8 cm. Esta última está firmada en la esquina inferior izquierda con letras griegas mayúsculas (DOMÉNIKOS THEOTOKÓPOULOS KRÈS E`POÍEI) y está realizada con una técnica diferente: óleo y temple sobre tabla en lugar de óleo sobre lienzo como la otra.
No está claro
si el origen de la pintura fue un encargo de Felipe II o por el contrario
partió de la iniciativa del cretense, que pudo realizarla como una especie de carta
de presentación de su arte para conseguir un encargo importante en El Escorial.
Su título original era Adoración del nombre de Jesús, por el anagrama
IHS que identifican a Cristo y se localiza en la parte superior, en medio de una
gloria celestial, lo que hace pensar que el tema es teológico. Esta es la tesis
del profesor Fernando Marías, para quien los poderes terrenales de la época,
con el rey de España como protagonista, se muestran reverentes a la espera del
Juicio Final, en la parte inferior. Corrobora esta idea que, además de la
gloria celestial, arriba, está representado en el centro el Purgatorio, como un
puente desde el que se precipitan las almas, en la esquina inferior derecha el
Infierno, como la boca del monstruo Leviatán que devora a los hombres. Otro
argumento a favor es que la obra viene citada en los inventarios del siglo XVII
como Felipe II en la Gloria, o también, Visión que tuvo Felipe II,
y por tanto estaría relacionada con una Gloria de Carlos V que hizo Tiziano
unas décadas antes, en 1551.
Sin embargo,
la opinión más extendida es que se trata de un cuadro de temática política, que
conmemora la creación de la Santa Liga, una alianza creada entre España,
Venezia y la Santa Sede para luchar contra los turcos en la Batalla de Lepanto
en 1571. Por eso aparecen arrodillados en la parte inferior Felipe II, vestido
de negro y orando de perfil, el Dux de Venezia Alvise Mocenigo de espaldas, honrado
con una capa de armiño, y el Papa Pío V de frente, secundado por dos cardenales
purpurados, uno de los cuales se ha identificado con San Carlos Borromeo. La
personalidad de los otros retratados es más controvertida, aunque los
historiadores del arte han apuntado que podrían ser los principales generales
del ejército de la Santa Liga. Siguiendo este argumento, el soldado vestido a
la romana que se halla en el centro, levantando los brazos con gesto dramático,
podría ser Don Juan de Austria personificado como un héroe clásico idealizado.
En realidad, la
iconografía política y religiosa se aúnan para conformar una obra de carácter
emblemático, en la que Felipe II es el gran protagonista como rector de los
destinos de Europa y defensor de la fe católica frente a la herejía. Por otra
parte, el cuadro es un buen testimonio del aprendizaje italiano de El Greco,
por el rico cromatismo y la sensación atmosférica de la escena, característicos
de la Escuela Veneciana. También es un ejemplo de la composición en dos zonas,
una superior celestial y otra inferior terrenal, que El Greco repitió en muchas
de sus obras posteriores.
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